El rallye almeriense fue, además, especialmente difícil para Maldonado y todo su equipo, ya que durante el transcurso del mismo se produjo el fallecimiento del padre de uno de sus mecánicos, Pedro Agea. Una importante pérdida que tiñó de luto un fin de semana en el que el resultado deportivo acabó, logicamente, por pasar a un segundo plano.

La prueba arrancó el sábado con el tramo de Lucainena, de algo más de 14 kilómetros de longitud. Un inicio que no pudo ser más negativo para Maldonado, ya que justo antes de tomar la salida se encendió la luz de temperatura en el cuadro de su Porsche, por lo que tuvo que hacer toda la especial pendiente de la misma y con el temor de que se produjese una grave avería en el motor, al igual que había ocurrido en Ugíjar. Sin poder forzar el ritmo, Manuel lograba completar el tramo, ocupando el puesto 16 y perdiendo ya más de un minuto respecto al líder.

Por fortuna, cuando el piloto almeriense ya se resignaba al abandono, el problema desapareció después de apagar el motor y encenderlo de nuevo para resetear todo el sistema, por lo que Maldonado y Ferri pudieron seguir en carrera, logrando un buen cuarto mejor tiempo en la siguiente especial, primera pasada al tramo de Benizalón-Benitagla, lo que les permitió recuperar posiciones, situándose décimo para ganar otras tres plazas en el tc3, Codbar-Uleila, en la que fueron séptimos, pasando ocupar ese mismo puesto en la clasificación general.

Sin embargo, un error al calcular los tiempos en los enlaces, modificados debido a la neutralización de uno de los tramos, hizo que la remontada de Maldonado se truncase al penalizar dos minutos por adelanto en un control horario, descendiendo al puesto once de la general. Al menos, un buen registro en el último tramo del día, en el que Manuel era cuarto, hacía que el piloto almeriense pudiese acabar la primera jornada con una nota positiva, recuperando tres posiciones para situarse octavo.